Restaurante atípico en el que podrán viajar sin moverse del asiento a través de su gastronomía francesa y su atmósfera envolvente. En una casa alicantina restaurada de principio de siglo, llena de encanto y de recuerdos de los propietarios, podrán disfrutar de los clásicos de la bistronomía francesa. La carta es sobria, corta, cambiante según las estaciones y con dos reyes indiscutibles: el cerdo y el pato. En este refugio urbano a escasos metros del centro de Alicante, podrán volver a disfrutar de la naturalidad sin artificios.